Siempre me
prometí que no te olvidaría, que no perdería los recuerdos que construimos
pieza a pieza; los pequeños momentos que compartimos bajo la luna; las tardes
de otoño sintiendo pasar el tiempo mientras observábamos por la ventana el agua
que caía del cielo como lágrimas que lloran la pérdida de la calidez del
verano, sin que la oscuridad dejase después salir al arcoíris para mostrar su
luto, ocultando la belleza de los colores nacidos dela luz bajo el pesado manto
de la noche; los amaneceres que contemplamos mientras la luz se habría paso
poco a poco hasta los rincones más escondidos, iluminando la oscuridad más
absoluta, haciendo brillar los colores característicos de la cercana primavera,
escondidos durante el largo invierno que vivimos juntos.
Hoy me
despierta un tímido rayo de sol abriéndose paso a través del cristal. Miro al reloj y veo la fecha. Hoy hace diez años, y cuando miro atrás,
protagoniza mis recuerdos una figura sin rostro a la que únicamente reconozco
por la familiaridad de la situación.
Todos mis esfuerzos fueron en vano, ya que al final el tiempo cumplió su
promesa y te borró, rompiendo la mía.
Aurora Sánchez
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